El pequeño Toto sigue teniendo la suerte de cara.
Se libró de un atropello mortal por los pelos. Fue recogido por una preciosa adolescente (por dentro y por fuera) y llevado a su casa en la que ha permanecido de acogida, disfrutando feliz y contento.
Y, finalmente, ha encontrado un amigo de esos para toda la vida, de 9 años y tan activo y juguetón como él.
Enhorabuena, Toto. Que no te cambie la suerte.
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