Te dejaron moribunda en la puerta del Refugio. Solo veíamos unos ojos suplicantes en un montoncito de huesos. Y con paciencia, amor y cuidados, un día descubrimosque no eras una perrita, eras un cascabel que suena siempre con amor. Tu nueva família ya te adora. Sé feliz pequeña.
Comentarios
No hay comentarios.