Además, se queda a nuestro lado, en casa de Tere.
Y no se va sólo, la recien llegada Zaira también se sube al piso de arriba.
Seréis muy felices, seguro.
El pequeño Kiko aún no se lo cree. De estar atado a pleno sol, o a plena lluvia, sin agua ni comida y solito, a vivir feliz con sus nuevos amos.
Pasó a penas unas horas en nuestra compañía pero fueron suficientes para enamorarnos de él.
Ahora va a ser tan feliz como se merece.
Suerte, Kiko.
Comentarios
No hay comentarios.