Maullaba desesperada en el interior de un motor. Su suerte fué que el conductor tenía sensibilidad y no dió al contacto.
Nos costó sacarle, tenía mucho miedo, pero una vez en la mano ya no se oía otra cosa que su ronroneo de tranquilidad.
Es chiquitita, jovencita y con muchas ganas de que la quieran y le den seguridad.
23/06/11
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