Los voluntarios que cuidamos animales sentimos miles de cosas: amor incondicional, altruismo, compañerismo… Pero, en SOS, además, sentimos una delicada “rascadita” en la pierna. ¿Será que alguna caseta se ha desplazado y ha chocado contra mí? ¿Se me ha caído el corazón y ahora lo siento ahí? No, es Mami que ha ido hacia el voluntario más cercano, con ese sigilo y desparpajo que solo un podenco puede exhibir, y quiere que la acaricie. Si el voluntario afortunado se desplaza, se desplazará también esa sensación en su pierna que le hará mirar hacia abajo y ver la adorable carita de Mami pidiendo más.
Semejante consumidora de mimos y caricias fue encontrada en la puerta de SOS. La pobre estaba dando a luz a sus pequeños allí mismo. Cuando nosotros la vimos, ya habían nacido dos. Al final, Mami tuvo nueve peques que no lograron sobrevivir. Los buscó sin descanso tratando de encontrarlos pero, sus hijos habían muerto. Lo pasó realmente mal y no pudimos más que hacer honor a esa devoción que solo demuestra una madre llamándola, Mami.
Tiene nueve preciosos años y está completamente sana. Jamás ha causado un problema. Jamás ha tenido un mal gesto para nadie. De hecho, espera su turno, paciente, sea para las comidas o los paseos y solo pide mimos con la patita cuando no hay exceso de demanda. Es una preciosidad muy tranquila y algo tímida. Elegante e inteligente. Observadora. Sería la cronista ideal del día a día del refugio, no se le escapa una.
Si quieres estar siempre acompañado, disfrutas con las caricias y los mimos y tu plan ideal es estar tumbado al sol disfrutando de estar vivo después de un buen paseo; compartes aficiones con Mami. Sois almas gemelas. Ven al refugio a conocerla. Para ella sería un sueño hecho realidad tener una familia para ella sola.
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