Hera llegó muy avanzada en su gestación pero era tal su desnutrición que creímos tener tiempo antes de que diera a luz. Pues no. En la madrugada del día siguiente a su llegada (17-2), nuestra joven se puso de parto y me dejó en las manos diez preciosos cachorros. Uno falleció y los nueve restantes ya tienen familias que los esperan impacientes. Ahora toca encontrar su segunda oportunidad a esta cariñosa e inteligente podenquita que solo busca el contacto humano, la pequeña caricia, y sabe ser divertida o relajada según se le pida que actúe. Es joven, seguramente no tiene todavía cuatro años.
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