Mi pequeña Frida sí tuvo suerte cuando la abandonaron a las puertas del refugio. Se fue a una gran casa de acogida donde le prodigaron todos los cuidados y tratamientos que necesitaba, le ayudaron a reponerse física y anímicamente y de la que ha salido para vivir en los brazos y con la compañía de otra gran persona que ha sabido reconocer ese carácter dulce y mimoso, leal y alegre que le caracteriza. Frida bonita, no nos olvides y disfruta de tu nuevo hogar.
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