EUTIQUIO

No hay texto alternativo automático disponible.Te fuiste a la misma hora que llegaste, entrada la noche. Cuando te recogimos eras víctima del hambre, de la sed y de una importante infección producida por unas enormes mordeduras. Finalmente, las mordeduras han segado tu vida. Lo malo es que han segado también una gran parte de la ilusión y la alegría que estaba volviendo a recuperar, amigo mío. Espero que tu recuerdo me vaya devolviendo las fuerzas que en estos momentos no tengo ganas de buscar ni de sentir. Te voy a extrañar mucho, porculero mayor del reino, mucho. Esas caritas de ángel que levantabas hacia mí cuando te colabas entre mis piernas si estaba sentada y que tanto amor me transmitían, esos cabezazos cuando te parecía que estaba demasiado quieta o demasiado triste, esa certeza de que el agradecimiento te desbordada siempre que te miraba, esas continuas demostraciones de que empatizabas totalmente con mis estados de ánimo. Esa compañía incondicional…. esas sesiones de ladridos taladrantes y desquiciantes, Eutiquio bonito. No habrá otro como tú, no quiero que lo haya. Hasta siempre.

/ En nuestro corazón

Comentarios

No hay comentarios.

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *