Un rato con Dicam es suficiente para darse cuenta de que es una perra especial, pero son esas reacciones particulares ante determinadas situaciones las que te hacen pensar “yo quiero tener a mi lado una compañera como ella”. De hecho, es cariñosa y tímida con todos los voluntarios, pero tan pronto ve a la persona que la rescató y la cuidó cuando llegó al refugio, acude sin atisbo de timidez a tumbarse a sus pies. Se tumba a sus pies y allí estaría, sin echar cuentas al tiempo ni prestar atención a nada ni nadie más, sintiendo el olor del humano que consiguió transmitirle seguridad y esperanza. Cuando ha de volver a su chenil, siempre se despide con un lametón y se da la vuelta mientras se aleja. No es ladradora ni saltarina; es toda sentimiento sosegado y agradecimiento, por más años que pasen.

Con los demás perros tiene carácter aunque es, totalmente, una perra de manada. Hasta hace poco compartía chenil con dos machos: Renan y Eureka. Los tres mosqueteros. Eureka era el líder de la manada y cuando fue adoptado hace poco más de un mes la verdad es que tanto Renan como Dicam lo sintieron muchísimo. Poco a poco, hemos introducido un nuevo compañero en su chenil con el que han vuelto a congeniar, Georgi, aunque, por supuesto, no es su viejo amigo, Eureka. Por ello, es el momento perfecto para que la chica guapa del refugio empiece una nueva vida y tenga nuevos amigos.

Sabemos que no olvidará a la persona que la ayudó y por la que siente devoción, ni a los voluntarios. Tampoco olvidará a Eureka ni a Renan. Ni olvidará el que ha sido su hogar todos estos años. Pero una nueva vida está esperando y sabemos que será mucho mejor que ésta. Una perra tan especial y con tanta lealtad que dar es la compañera perfecta.