A todos y cada uno de vosotros os he dicho ya adiós en mi corazón, uno por uno, con una de esas conversaciones/monólogo con las que suelo lanzaros al mundo a vivir vuestras vidas. Aquí y ahora os despido juntos puesto que nada se de vuestras nuevas familias; tengo en el corazón que vais a ser todo lo felices que os mereceis y quiero que recordeis siempre que allí donde esté yo, seguirá estando vuestra casa.
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