¡Bienvenido, gatito!

Por fin ha llegado el momento, y tu gatito está a punto de hacer su entrada triunfal en tu vida. Pero antes de entrar en tu casa, hay una serie de cosas que necesitas tener preparadas:

  • Materiales: cuna, manta, comedero, bebedero, bandeja de arena, juguetes, rascador (un rascador es cualquier material que un gato pueda utilizar para afilarse las uñas. Puede ser un tronco de árbol recogido de la calle, un trozo de madera forrado de tela de sofá o alfombra, o también se pueden comprar rascadores de cartón en las tiendas de animales, veterinarios y grandes superficies), transportín, collar y placa con tus datos (recomendable pero no imprescindible), pienso para gatitos cachorros.
  • Un ambiente seguro: quitar de su paso todos los posibles peligros, como cables y cortinas. Vigilar que todos los cajones y armarios están bien cerrados para evitar que se quede atrapado dentro de uno. Tener siempre las ventanas bien cerradas. Durante los primeros días y mientras se acostumbra a su nuevo hogar, es preferible mantenerlo encerrado en una sola habitación; si has decidido que tu gatito duerma en tu cuarto o incluso en tu cama (experiencia que recomiendo), entonces procura mantenerlo allí los primeros días.
  • Una atmósfera tranquila: tu gatito necesita una cuna cerrada o corralito donde pueda «esconderse» y sentirse seguro ante ruidos extraños, pero ver lo que pasa a su alrededor. Sería ideal poder ponerle una mantita que conozca y que huela a él para que se sienta «casi» como en casa.
  • Su propio sitio: ponerle su cuna, recipientes de comida y agua, y la bandeja higiénica cerca para que pueda localizarlos con facilidad, y acercarlo a ellos para que los reconozca. Si se decide cambiarle el tipo de pienso, mezclarlo con el antiguo durante la primera semana para evitar trastornos intestinales debidos a un cambio brusco.
  • Hacerle sociable: cogerle a menudo, con cuidado, y acostumbrarle poco a poco a ruidos y sensaciones nuevas, como la lavadora, la aspiradora, etc.

 

ALIMENTACIÓN

Si tu gatito aún es casi un bebé: aunque ya ha empezado a comer pienso, sigue necesitando leche maternizada, al menos hasta que cumpla dos meses, aunque si después sigue pidiéndola, podéis ponerle un poco cada día, pero sin que desplace al pienso como comida principal. Será tarea tuya acostumbrarle a beber de un plato y no del biberón, esto aplica también para el agua.

Hasta que cumpla un año, deberá comer pienso especial para cachorros, ya que en esta etapa necesita un aporte extra de proteínas, vitaminas y calcio, para crecer sano y bien formada y evitar posibles enfermedades.

A partir de entonces, se debe cambiar a un pienso para adultos de la variedad que recomiende el veterinario (gato castrado, gatos de interior, gato adulto, etc.).

Como «golosina», se le puede poner algo de comida húmeda, hay muchas marcas y variedades, también especiales para cachorros.

Tu gatito debe tener siempre disponible agua fresca y limpia y pienso. Es muy recomendable fregar bien los recipientes de comida y agua una vez al día para evitar acumulación de bacterias que pueden hacerle enfermar.

En los envases de comida siempre se indica las cantidades diarias que debe ingerir el animal conforme a su edad; comprueba que tu gatito no come más ni menos que lo indicado, lo contrario puede ser síntoma de enfermedad.

 

HIGIENE Y CUIDADOS BÁSICOS

Aunque los gatos son muy limpios, nunca está de más hacer una comprobación de rutina al menos una vez por semana. Se debe revisar:

  • Los ojos: comprobar que no hay exceso de legañas, limpiar con una gasa y suero o agua muy limpia (es preferible no abusar de soluciones como la manzanilla, que a la larga no son buenas).
  • La nariz: comprobar que no hay exceso de mucosidad, en caso de haberla limpiar igual que los ojos.
  • Los oídos: comprobar que están limpios, si hay cera o secreciones deben ser color miel y no oler mal, en caso contrario es síntoma de enfermedad. Limpiar con productos especiales.
  • La boca y los dientes: comprobar que no hay restos de comida y que el color de las encías es rosado. Unas encías enrojecidas o dientes amarillentos pueden ser síntoma de sarro, el veterinario deberá quitarlo previa sedación. Existen productos para la higiene bucal.
  • Las uñas: para evitar daños a los muebles y personas, se pueden recortar las puntas de las uñas aproximadamente una vez al mes. Es un proceso muy delicado que, si se hace mal, puede dañar seriamente los nervios de los dedos del gatito, por lo que es mejor que el veterinario te instruya sobre cómo hacerlo. Los cortaúñas para personas pueden hacerle daño, hay que utilizar un cortaúñas especial de venta en tiendas de animales y veterinarios. Si tu gatito aún es muy pequeño, no se le deben cortar las uñas hasta que cumpla al menos 4 meses.
  • La zona ano-genital: los gatos tienen a ambos lados del ano unas glándulas que segregan una sustancia olorosa para marcar su territorio. A veces, dicha secreción se endurece y obstruye la salida de las glándulas, causando dolores y molestias que pueden hacer que el gatito no quiera defecar o lo haga fuera de la bandeja. Comprobar que la zona presenta un aspecto normal, sin rojeces ni abultamientos sospechosos.
  • El pelaje: para evitar que al lavarse lamiéndose traguen un exceso de pelo, es muy recomendable cepillar al gatito al menos una vez por semana, primero a favor del pelo, después a contrapelo y una vez más a favor. Comprobar que no hay excrementos de pulgas (las pulgas son demasiado pequeñas para verse), esto se hace colocando al gatito sobre una superficie blanca (un folio sirve) y cepillando el pelo, si hay pulgas, los excrementos de éstas caerán al folio en forma de pequeñas motas negras.

No es necesario en absoluto bañar a los gatos, ya que ellos solos se ocupan de lavarse, y en cualquier caso, no debe hacerse hasta completar el plan de vacunación. Si alguna vez hay necesidad de bañarlo, asegúrate de secarlo bien, primero con una toalla y después con un secador de pelo, y mantenlo durante unas horas en una habitación con calefacción.

 

LA MALTA:

Los gatos se asean lamiéndose el cuerpo entero con sus lenguas ásperas, que arrastran no sólo la suciedad, sino también los pelos muertos… y van a parar a su estómago. Para evitar que el intestino quede obstruido por bolas de pelo (la única solución es intervención quirúrgica urgente), es necesario suministrar al gatito una pequeña dosis de malta cada semana, y aumentar la frecuencia (diariamente) en época de calor, ya que pierden más pelo. La malta es un laxante suave natural, pero aún así conviene no abusar, para no provocar diarrea. El secreto para que se la tome aunque no le guste es untarla en su patita de delante: para él será «suciedad» y se limpiará lamiendo.

 

Vacunaciones y otros tratamientos:

A partir de los 2 meses de edad, vacunación trivalente (Panleucopenia, Calicivirus y Rinotraqueítis) y primera desparasitación interna.

A los 2 meses y medio de edad, vacuna contra la Leucemia felina y desparasitación interna.

A los 3 meses de edad, segunda dosis trivalente.

A los 3 meses y medio de edad, segunda dosis de Leucemia.

Estas vacunas se repetirán anualmente con una sola dosis de cada.

A los 5-6 meses vacuna contra la Rabia, anual e identificación.

Cada 3 meses y durante toda la vida del gato desparasitación interna, preventiva hidatidosis y otros parásitos.

 

Es aconsejable pesar al gatito cada 6 meses y anotarlo, ya que un aumento o disminución de peso grandes pueden estar provocados por alguna enfermedad o trastorno.

 

POSIBLES PELIGROS DENTRO DE CASA

Los gatos son curiosos por naturaleza e inquietos, están expuestos a riesgos muy graves, por consiguiente hay que disminuir al máximo la eventualidad de un accidente simple o grave que pueda originarse por distintas causas en una casa.

El gato posee un instinto de caza muy desarrollado y eso lo convierte en un animal particularmente curioso. Para él cualquier cosa es un pretexto para transformarse en cazador y partir a la exploración minuciosa de cada rinconcito de su territorio, donde hasta el objeto más insignificante puede convertirse en una presa potencial. Es cierto que a veces sucede que su curiosidad le puede jugar una mala pasada.

Desgraciadamente, muchos de los objetos que un gato puede descubrir en una casa pueden resultar peligrosos; algunos pueden provocar quemaduras; otros, cortes y hasta indisposiciones repentinas o mortales.

Conviene, por tanto, antes de convertirse en propietario de un gato, intentar aislar las fuentes de peligro para prevenir cualquier accidente. Cuando se hace adulto el gato es, en la mayoría de los casos, más tranquilo y razonable; pero sólo aparentemente, pues existen «abuelos» de diecisiete años que han conservado el espíritu travieso y que continúan mordisqueando cualquier cosa.

Entre las mayores tentaciones para un gatito está todo aquello que tiene más o menos la forma de un cordel o lo que, siendo particularmente fácil de tomar con la boca, se deje sacudir, mordisquear o arrastrar. Hay que decir que incluso suelen ser los propios amos quienes incitan a los animales a estos juegos, llamando su atención con un corcho atado al extremo de un cordel.

Por esta razón los cables eléctricos constituyen una presa ideal, ya que es muy placentero para un gatito mordisquear el plástico blando, y las consecuencias pueden ser desastrosas: los cables se cruzan y el gato queda fulminado. Para evitar este tipo de peligros, los cables deben quedar fuera de su vista, ocultándolos bajo canaletas o detrás de un mueble; en el caso de que eso no sea posible, y si el gatito debe quedarse solo, es mejor desenchufarlo todo para evitar un cortocircuito, otra forma de evitar que muerdan los cables es frotándolos con jabón (previamente desenchufado el artefacto), cuando el animal sienta el gusto u olor, dejará de hacerlo. Pero es aconsejable comprobar que el cable no esté pelado antes de volver a enchufar.

No es aconsejable dejarlo jugar o tomar pedazos de cordel, hilos elásticos y ovillos de lana porque, mientras juega, el gato corre el riesgo de enredarse, y estrangularse al intentar quedar libre o ingerirlo provocando obstrucciones intestinales. Se pueden reemplazar por pelotas de papel o de cartón blando.

Las bolsas de plástico son «sonoras» y qué divertido es meterse dentro! Atención, sin embargo, existe el riesgo de ahogamiento, se le pueden dar cajas de cartón con varios orificios, donde pueden jugar sin riesgos.

La cocina es el lugar predilecto de gato, porque en este ambiente es donde se sirve su alimento y de donde se difunden olores tan incitantes que lo inducen a subirse a los fogones para ver de cerca qué se está cocinando.

Las hornallas de las cocinas de gas, los hornos eléctricos y las planchas pueden provocar graves quemaduras porque, aunque los gatos evitan acercarse a las fuente de calor intenso, el incidente puede suceder cuando el animal salta de improviso.

La puerta abierta de una lavadora constituye una irresistible invitación a esconderse en él. Algunos gatos se han quedado encerrados inadvertidamente con las consecuencias previsibles, así que, antes de introducir la ropa en el tambor, es preciso controlar siempre que esté vacío.

Los gatos más listos saben muy bien cómo abrir una nevera, basta con acostarse sobre un lado y hacer presión hacia arriba con el lomo para que la puerta de cierre magnético ceda; los más expertos se sirven de una sola pata, adoptan un aire de absoluta inocencia ¡y a comer!

Para evitar que desaparezcan churrascos, pescados, quesos, y, sobre todo, para impedir que el ladrón se quede encerrado en la nevera, bastará con fijar la puerta con algún mecanismo de seguridad. Así se complica su manejo, sobre todo cuando uno tiene prisa, por cuanto habrá que recordar devolver cada vez a su sitio el mecanismo (naturalmente, este comportamiento debe ser seguido por todos los miembros de la familia), pero es lo más prudente.

Otro objeto que atraerá irresistiblemente al gato es el recipiente de la basura, porque en su interior se encuentran muchas presas: huesos de pollo, espinas de pescado, pero también trozos de vidrio, etc. La mejor solución es una buena tapa imposible de abrir por el minino.

Esté la vivienda en el primero o noveno piso, deben protegerse las ventanas, balcones y terrazas, la mejor solución es colocar mosquiteras de malla metálica o plástico grueso y resistente. Al saltar con excesivo impulso mientras va a visitar el vecino o atrapa una mosca, el gato corre el riesgo de una caída más o menos grave. Además si cae, y sale ileso, corre el riesgo de extraviarse.

Cualquier objeto punzante (agujas, chinchetas, clavos y tornillos) debe permanecer fuera del alcance de gato, y sobre todo del gatito; al intentar mover uno de estos objetos con la patita o al aferrarlo con la boca podría herirse; si se lo traga, se arriesga a una perforación o a una oclusión intestinal muy grave. Es necesario, por tanto, cerrar sistemáticamente la caja de herramientas, el cesto de costura, los materiales de dibujo, etc., después de usarlos.

Los medicamentos que no están guardados, sobre todo los que tienen forma de comprimidos, son tan peligrosos para los gatos como lo son para los niños. La curiosidad puede empujar al animal a ingerirlos, con consecuencias que pueden ir desde un simple malestar a una intoxicación con posible resultado de muerte.

Otros productos son asimismo nocivos; es notoria la atracción del gato por el olor de la lejía y el de otros detergentes de uso doméstico aunque, afortunadamente, muchos de ellos están perfumados al limón, olor que suele disgustar a los gatos.

En mayor medida que otros animales, el gato se siente atraído por muchos tipos de venenos. Siendo como es, amante de la limpieza, se lame a menudo el pelo y las patas, ingiriendo por esta vía sustancias dañinas que pueden estar accidentalmente presentes.

Si se sospecha que el gato ha ingerido o simplemente caminado por encima de sustancias venenosas, es prudente acudir enseguida al Médico Veterinario; esperar al primer síntoma de envenenamiento puede ser fatal.

Se suele decir que entre las plantas y los gatos es necesario escoger. En ciertas casas es materialmente imposible conservar un simple ramo de flores más de una mañana. En otras, es una planta de interior la que resultará devastada, con las flores mordisqueadas y la tierra desparramada. Se han visto gatos comer vorazmente los pistilos de las flores y, al término de su pastoreo floral, alejarse con todo el hocico manchado de rosa o de amarillo. Es un comportamiento ciertamente original, pero puede resultar muy nocivo, pues el hecho de masticar las hojas no sólo daña la planta: el gato puede intoxicarse gravemente. Algunas plantas de interior o de jardín contienen sustancias tóxicas, cuya ingestión puede dar origen a numerosos trastornos: irritación y prurito en los ojos y en la piel, trastornos digestivos, renales y cardiovasculares y perturbaciones nerviosas.

Entre las plantas tóxicas que se encuentran frecuentemente en casas y jardines se pueden señalar el ficus, los tulipanes, las azaleas, los rododendros y los ricinos.

Cuando el gato se divierte escarbando la tierra de las plantas, el daño es menor, aunque los fertilizantes y plaguicidas presentes en el suelo pueden ser absorbidos por el gato, el cual, tras su devastadora intervención, suele dedicarse a la limpieza de sus patas, ingiriéndoles, así, por esta vía. Si el gato persevera en esta actividad de excavación pese a las tentativas de su amo para disuadirle de ella, es mejor renunciar a las plantas o ponerlas fuera de su alcance.

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