Alina, nuestra dulce Alina, se nos va.
Estoy llorando todo el día cada vez que me acuerdo de que el domingo la llevaré con su nueva familia, y no se si es de alegría o de pena.
Esta peque se mete muy dentro del corazón, con su suave manera de hacerse notar, su nobleza y esa mirada que te lo dice todo.
Te querré siempre, preciosa mía. Siempre.
Con una simpatíquisima y joven alemana, Alina ha iniciado su viaje al hogar definitivo que tanto se merece y necesita.
No se ha ido muy contenta, volvía la cabeza y me miraba, pero estoy segura de que su ama va a saber darle todo el cariño del mundo.
Ya estás en casa, cariño mío.
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